viernes, 17 de mayo de 2013



Para la mayoría de los hombres la guerra es el fin de la soledad.Para mí es la soledad infinita. (Albert Camus)
Me llamo Razin, nací en Gaza hace 21 años, y por lo que veo a través de internet, soy un joven como cualquiera de otro país. Sí, me gusta Internet, sobre todo desde que a través de él conocí a una bella muchacha.
De aquello quiero hablaros. Si ella es una realidad, hoy lo que ambos vivimos es un hermoso sueño, en medio de una pesadilla, pero sólo eso un sueño pero por el que ambos luchamos.
Estudio, o por lo menos trato de hacerlo, en la Universidad de Gaza.
Mi otro sueño es ser marino. Sí, un oficial de la Marina, esa que hoy no existe en mi tierra.
Como cualquier joven de mi edad, me gusta navegar por internet, tal vez sea por la similitud de navegar por todos los mares de nuestro amado planeta, conociendo otros países, otras culturas, otras personas…
Muchos meses,en una de estas singladuras, mi rumbo se cruzó con el de otro internauta, al observar que recibíamos el viento por bandas contrarias, recibiéndolo yo por babor abarloé a esa banda para mantenerme alejado de su derrota. 
Al acercarse nuestros navíos, pude distinguir las delicadas y finas líneas de una fragata de hermosa arboladura. Cuando llegué a su altura, cruzamos los consabidos saludos que la educación en la mar te enseña a realizar. Ni en el palo mayor ni en el asta del pabellón de popa, enarbolaba bandera alguna.
No causó aquello mucha sorpresa en mí, no era la primera vez que, en mis navegaciones por estos mares, con navíos así me había encontrado.
Por eso cuando nuestras estelas se alejaban en rumbos contrapuestos, vi su nombre grabado en el espejo de popa de aquella fragata: לקוות . (Esperanza).Cuando vi aquella grafía, quedé anonadado. Todos sabéis por qué. Nuestros pueblos están enfrentados en una guerra sin par. 
Al salir de mi asombro, viré mi navío para seguir su estela. Al estar a su altura, por su costado de estribor, le pedí que arriara velas, quería hablar con ella. Reticente en un principio al final vi como las arriaba, yo hice lo mismo y abarloamos nuestros barcos.
-¿Qué deseas gazatí? –me preguntó, cuando no había terminado de envergar mis velas- Podía haber huido de ti, mi nave es más ligera que la tuya, pero temí un ataque, estamos demasiado habituados a ellos.
-¿Por qué esa hostilidad tan manifiesta? –le contesté- No encaja con tu nombre: לקוות . (Esperanza). Aunque navegaras sin bandera no me sorprendió, muchos lo hacen por estos mares. Al ver tu nombre en hebreo escrito, sentí curiosidad por conocerte. Pero si adoptas esa actitud desde el principio, te podría contestar que vosotros hacéis lo mismo.
- Lo siento. Para nosotros Gaza es una entidad hostil.
- Dejemos eso, de momento solo somos una fragata y un navío en medio de la mar. Hablemos pues de nosotros, sospecho que tú eres un poco como yo. Lo digo por el tipo de nave que utilizamos para surcar estos mares. Tampoco se ven muchas de ellas. Son siempre ruidosos barcos de motor, o enormes cruceros, muchos petroleros y algún que otro acorazado o destructor con los que me suelo cruzar, lucen vanidosos sus cascos de acero o de metal, contaminan las aguas de la mar con sus vertidos y las emisiones de sus sonar contribuyen a la destrucción de los animales que los habitan.
- Me sorprende oírte hablar así. Siempre creí que los gazatíes sólo hablabais de la muerte, de asesinatos y de terrorismo.
- En Gaza, como en todas partes del mundo, hay grupos de extremistas que en realidad no tienen en cuenta la opinión del resto de las personas. Entre tu pueblo también los habrá. ¿Podemos hablar de nosotros?, solamente de nosotros es de lo que quiero hablar.- No entiendo ese interés tuyo en hacerlo. Aunque estoy tentada de hacerlo. Me ha gustado tu enfoque de lo que ocurre con las navegaciones por estos mares. Es cierto, también he observado como la vanidad, el orgullo, las apariencias, el querer ser más, y tantas otras cosas que dañan a la humanidad es lo que más navega por aquí.
- Ese nombre que figura en el espejo de tu popa ¿quién te lo puso? ¿Qué haces? Tu casco luce muy nuevo y bello, por lo que deduzco que tu edad no puede estar muy lejana de la mía. ¿Cuál es tu manera de pensar? ¿Cuáles son tus sentimientos con respecto a la humanidad? ¿Qué….
- ¡Eh!, para, para ya de hacer preguntas, o no podré contestar a ninguna, porque no me dejaras hablar. Pero, antes de nada, ¿Cuál es tu nombre? Tampoco traté de conocerlo al ver izada en tu palo mayor la bandera gazatí.
- Me llaman Razín, en la Franja nací, aunque en mis venas corre sangre de una tierra en la que muchos atrás árabes y hebreos convivíamos en paz. Y tanto vosotros como nosotros fuimos expulsados de ella. Allá dejamos hermosas obras que entre los de nuestros pueblos realizaron en perfecta unión. Y ahora, por favor, contesta a alguna de las preguntas mías.
- Mi nombre yo misma lo elegí, porque eso es realmente lo que busco a través de mis rutas en estos mares. Esperanza de un mundo mejor, un mundo de entendimiento y concordia en el que reine la paz. Con esto creo que he contestado a dos de tus preguntas. Tengo 18 años, nací y vivo en Ashdod, un importante puerto marítimo y pesquero de nuestro país. Allí aún voy al colegio, me queda mucho que aprender para que mis singladuras por estos mares sean seguras, de momento sólo me atrevo con el cabotaje. Siguiendo derrota de punto a punto cercano, no me atrevo a más.
- Ashdod, has dicho, creo que tenemos bastante en común.
- Disculpa, aparte de pertenecer al género humano, no sé qué podemos tener en común un gazatí y una hebrea.- Estudio en la universidad Al Aqsa University de Gaza. Bueno por lo menos es lo que trato de hacer. Me gusta el dibujo y la historia, aunque realmente lo que quiero es conocer todos los fundamentos para navegar en alta mar. Pero de momento eso allí no puedo hacerlo. La historia no creas que tampoco podría adentrarme mucho en ella si no fuera porque desde aquella tierra, que te he dicho en la que nuestros pueblos compartieron historia conviviendo en armónica paz, me hacen llegar textos en que poderlo hacer. Dibujar, sí lo hago, todo lo que quiero, pues en mis dibujos dejo volar mi imaginación y ahí si que nadie me puede poner limitación.
- Aprecio lo que dices, pero no veo la relación entre ello y lo que tengamos en común tú y yo, o bueno nuestros pueblos.
- Es muy sencillo, en la antigüedad ambos pueblos tuvimos un mismo enemigo. Los filisteos. Ellos viniendo de allende los mares, de tierras lejanas, concretamente de la isla de Creta, según creen algunos, invadieron estas tierras. Saquearon, quemaron y destruyeron. Tanto tu pueblo como el mío se vieron atacados. Son los propios libros sagrados los que cuentan la historia. Vosotros los vencisteis en varias ocasiones y ellos se asentaron hacia la zona de lo que es la Franja, desde allí, llevados por su espíritu guerrero e invasor, trataron de hacer lo mismo con Egipto y allí fueron derrotados de nuevo con enormes pérdidas en sus ejércitos, fue en tiempos de Ramsés III. En su huida de nuevo, algunos se asentaron en Gaza, por eso algunos utilizan esto para acusarnos de descendientes de ellos, cuando en realidad nosotros vinimos con los cananeos.
- Me estás diciendo que tu pueblo y el mío tienen los mismos orígenes.
- No, yo sólo cuento lo que dice la historia. Si bien, es cierto que ese trozo de tierra que hoy ocupa mi pueblo, ha sido ambicionado por otros muchos pueblos. Su situación a orillas del Mediterráneo, lo que facilitaba las comunicaciones con los pueblos de la otra ribera del mismo; su situación estratégica que hacía de mi tierra el último lugar donde los hombres y animales podían repostar agua para cruzar el desierto, y que las caravanas pudieran seguir su ruta para el comercio; además, al estar situada entre el Mediterráneo y el Valle del Mar Muerto, es paso obligado para invadir Egipto desde Asia, o viceversa: todo imperio en expansión quiere controlarla, y a lo largo de la Historia  ha habido muchos. Desde Anatolia los Hicsos, Hititas, Griegos, Romanos y Turcos conquistaron Egipto. Desde Mesopotamia llegaron Babilonios, Asirios, Persas y Árabes. Egipto atacó bajo los faraones, los tolomeos, los mamelucos, los franceses y los británicos. Por el mar llegaron Filisteos y Cruzados, y la vecindad era un caos de reinos y ciudades-estado en perpetua lucha. La franja de Gaza ha sido eterno campo de batalla donde han combatido líderes como Alejandro Magno, Ricardo Corazón de León, Hulagu Khan o Napoleón.
- Y todo eso ¿está en los libros?
- Sí, y hasta en los Libros Sagrados está. Esta es la historia de mi tierra, la Franja de Gaza, que no los orígenes de mi pueblo. Como la de cualquier otra tierra del mundo que haya sido invadida, conquistada, destruida y arrasada, como la tuya propia que además sus gentes fueron diseminadas. Pueblo nómada el hebreo desde que abandonó la esclavitud de Egipto, si mi tierra fue lugar de paso de centenares de ejércitos, tu pueblo ha sido perseguido desde aquellos momentos, perseguido, acosado, expulsado y casi extinguido de donde quiera que haya estado.
- Sí, esa historia ya la conozco. Por eso ahora queremos nuestra tierra.
- Tú lo has dicho, NUESTRA TIERRA, la vuestra y la nuestra. La nuestra y la vuestra. Por personas que tampoco lo entienden. Ambos, tu pueblo y el mío estamos siendo utilizados por intereses que realmente no son los nuestros.
- Me estás haciendo pensar en eso. Quiero profundizar en la historia, la nuestra y la vuestra. Yo también ansío la paz. Quisiera que mis derrotas marítimas por estos mares pudiera hacerlas con mi bandera izada en el mesana, ondeando al viento el orgullo de sentirme hebrea y además que pudiera ondear junto a la vuestra de Gaza, porque empiezo a pensar que realmente nuestros orígenes son los mismos.
- ¿Qué podríamos hacer para conseguirlo?
- Soñar, Esperanza, soñar con lo que significa el nombre que elegiste. Pero como todo sueño, hemos de luchar por él. Ya no valen meras ilusiones de una paz transitoria. Hemos de luchar con el único arma que no produce daños colaterales: EL AMOR. ¿Quieres compartir ese sueño conmigo? Quizás él pueda llevarnos a otro sueño también importante para mí y que quisiera que lo fuera para ti: unir nuestras vidas, las vidas de un árabe y una hebrea.
- Pero aún no logro verlo. ¿Qué podemos hacer tu y yo, solos con nuestros sueños?- ¿Qué te parece si lo dejamos volar, volar como una paloma. No, como una paloma no, sino como miles de palomas. Estos mares que surcamos nos pueden permitir eso.
- Pues hagámoslo. Un día seguro que nuestros cuerpos se unirán, nuestros corazones creo que empiezan a hacerlo, pero es seguro que nuestras almas ya lo están en ese bello sueño. Zarpemos hacia nuestros puertos de origen. Vayamos dejar volando las palomas con nuestro mensaje, que llegue a todos los corazones de la gente de nuestros dos pueblos, la gente que de verdad quiere la paz y la unión entre ellos. Seguro que somos más que aquellos que prefieren vernos separados y enfrentados.
- Esperanza, quedas en mi corazón prendida, y a partir de ahora lo que fue mi sueño, será nuestro sueño.
- Un abrazo, mi hermano navío, sé que un día surcarás todos los mares de nuestro planeta, y hasta es posible que yo pueda darte escolta en ellos.
- Larguemos amarras, y libres despleguemos nuestras velas que cojan el aíre del amor y la paz y que él gobierne nuestras naves, recoja nuestro mensaje y junto a las palomas lo haga llevar a todos los rincones del mundo y a los corazones de los hombres y mujeres de buena voluntad.
- Seguiremos viéndonos en nuestras singladuras, querido Razín.
-Seguro de ello, amada Esperanza.
Airam

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